Voz mecánica

14:22 0 Comments A+ a-

(Dibujo hecho por la ganadora @NarumyNatsue en twitter. ¡Me basé en él para hacer el mini-relato!

- Para Naru

“Hace muchos años, los humanos dimos comienzo a una nueva era neo-moderna. Todo el mundo sabe, ya sea por la palabrería de los adultos como por los libros de historia, que esto ha significado un gran avance en la sociedad actual gracias a las nuevas tecnologías, a cada cual más sofisticada.

Se mejoraron las máquinas, de manera que durante una determinada cantidad de horas al día, cumplirían ciertas funciones para hacer más cómoda la vida de nuestra raza.

A estas máquinas les brindaron cuerpos para que pudieran moverse con libertad y así incrementar su rendimiento. Ésta fue una idea no muy aclamada por los ciudadanos. Con tanta ciencia ficción y tantos intentos fallidos del pasado, muchas personas de alguna manera temían –bueno, debería incluirme – que los robots que ellos mismos creaban se les rebelaran.”

“…”

“Hasta hace relativamente poco yo pensaba lo mismo, si te soy sincero. Mis padres nunca han sido muy aficionados a los cables ni a las máquinas que se movían por sí solas, por eso en nuestra casa solíamos hacer las cosas con nuestras propias manos, excepto a la hora de utilizar electrodomésticos de hace siglos: lavadora, lavavajillas y esas cosas. Creo que fue por eso por lo que los robots no me gustaban, ¿sabes? Aparte de lo que veía en la televisión o en las tiendas y oficinas, no sabía mucho de ellos y les tenía un poco de miedo.”

“…”

“Cuando volvía del instituto a casa, a veces me paraba en una tienda a comprar queso –mis macarrones con queso son lo mejor del mundo, en serio– y siempre me encontraba un robot con aspecto algo femenino por el cuerpo que le habían dado.
Era el robot de vigilancia de la tienda.”

“…”

“Entiende que con una televisión por cabeza, a veces me asustaba, pero de alguna manera se apañaba para “sonreírme”. Desde ese momento empecé a pensar en las palabras que usaban los creadores de robots, quienes estaban orgullosos de ellos: Son más humanos que muchas personas.
Simplemente cumplían las funciones para las que habían sido programados, y aun así parecían intentar interactuar con nosotros.”

“…”

“No sé, probablemente sea por el aspecto. Si tuvieran piel y un cuerpo humano, creo que me costaría diferenciar un robot de alguien como yo.”

“…”

“En fin, cuando mis padres y yo nos mudamos a un lugar algo más apartado de la ciudad tuve que seguir yendo al mismo instituto, pero dejé de pasar por la tienda para que me diera tiempo de llegar a casa antes de que oscureciera”.

“…”

“Lo admito, cuando salí de esta nueva casa te vi aquí mismo de lejos. De hecho, te veía todos los días a la misma hora, pero como he dicho antes, tenía un poco de miedo”.

“… ¿Un poco?”

Creo que me reí por la sorpresa que me dio por el hecho de que me hablara. Pocas veces le he oído emitir palabra alguna. Normalmente hace sonidos extraños cada vez que hago un gesto natural como suspirar o estornudar –me parece que intenta imitarme, así que ya tengo más o menos controlado qué sonido significa qué cosa – .

“Vale, bastante. Pero entiéndeme. ¿Cómo haces para llegar tan rápido desde la ciudad hasta aquí?”

“…”

La situación en la que nos encontrábamos era curiosa. Ella apenas hablaba, pero parecía disfrutar escuchando. Cuando salía de casa, ella estaba siempre aquí, sentada el borde del muelle mirando al cielo hasta que el sol desaparecía. Hubo un día que me armé de valor –mezclado con una pizca de curiosidad – y me senté con ella a hablar, aunque pocas veces obtenía respuesta. A partir de entonces, “charlar” juntos se ha vuelto una tradición. Estoy seguro de que ella disfruta tanto como yo de estos momentos.

“Y pensar que entre nosotros mismos, los humanos, discutimos por temas como la existencia de los robots o de la tecnología actual cuando podríamos solucionarlo hablando.”

“… O armándoos de valor y con una pizca de curiosidad”.

Me reí, de nuevo, por la sorpresa. Tenía razón.

“Oye… ¿Recuerdas esa época en la que los humanos nos llevábamos bien?”

“…
No.”

Suspiré.
“Yo tampoco”.